LA CHICA

Esa chica que una vez quisiste tanto, ya no está, se fue o quizás murió después de la última lágrima derramada. Todo cambió para ella dejó todo un infierno atrás para someterse a su propio infierno personal, era la mejor en eso, infringir dolor era su especialidad. Con el tiempo empezó a pudrirse por dentro y a florecer por fuera, fue casi poético observar semejante transición. Todas aquellas personas que alguna vez fueron relevantes para ella simplemente desaparecieron de su campo de visión, para “la chica infierno” solo había una cosa, perseguía con ahínco su autodestrucción. La saboreaba con pasión y adicción, no lo podía evitar, le encantaba ser cómplice de cómo su vida se hacía añicos igual que su alma. Algunas noches en las que se permitía respirar de verdad mirando las estrellas desde su ventana, lloraba, por la niña que un día fue y sin poder entender cómo el mundo había sido tan cruel, arrebatandoselo todo. La família, los amigos, el amor y incluso a su pequeña Cassie, estaba sola en el mundo pero eso ya no le importaba, seguía sobreviviendo. Fueron muchos años de fiestas, alcohol, drogas duras y sexo vacío, que la asqueaba tanto que cuando pensaba en lo que había hecho sentía unas potentes ganas de vomitar.

Muchos chicos intentaron hacerla suya, pero ella ebria de realidad repetía una y otra vez “yo solo le pertenezco al viento, por dónde sopla, hacia allí voy”.

En una asfixiante noche de Agosto “ÉL” volvió, había pasado demasiado tiempo desde que la vio por última vez. La echaba de menos, cuando se quiso acercar a ella, sus ojos se encontraron y algo le advirtió que la chica de la que se enamoró ya no estaba allí.

-Cuánto tiempo, ¿Cómo estás?- Ella lo miró con asombro y a la vez con rabia, su presencia la desestabilizaba.

-No el suficiente, ¿Qué quieres?- ladro como un pitbull lleno de rabia.

-Mi madre me dijo que habías vuelto y quería saber como estabas, te he echado de menos ¿sabes?- se empezó a reír con vehemencia.

-He venido a firmar los acuerdos de la herencia de mis padres, idiota, estoy estupendamente pero a ti no debería importarte una mierda.

-Marla…

-Porque si yo te importará lo más mínimo me hubieses ido a visitar a esa clínica de mierda.-Me gritó, llena de adrenalina y se fue echando humo.

Tenía razón todos le habían fallado, todos éramos culpables de este monstruo. Ni siquiera ha parpadeado cuando ha hablado de sus padres, supongo que aquella chica dulce y pasional murió la noche que la ingresaron en la clínica Brishtol.